Suscribirse a este sitio.

Thursday, July 14, 2005

La Pesadilla Francesa

Ya que hice un post para los americanos, los franceses no van a quedarse sin su parte. Es común oír loas a la Revolución Francesa como un hito en el desarrollo de la libertad del hombre y sus derechos, pero los efectos que siguieron, el derramamiento de sangre y el Reino del Terror Jacobino, no parecen ir de acuerdo con esos "ideales". Como suele ocurrir con las teorías místicas, se alega que la ideología subyacente era "buena", pero que la gente no fue lo suficientemente santa para entenderla, estar a su altura y aplicarla correctamente.

Es decir, la típica excusa de "es bueno en teoría, la práctica de la gente es lo malo". ¿Está seguro? He aquí el responsable: Jean Jacques Rousseau. Un tipo que idealizaba el estado salvaje del hombre, atribuyéndole bondad por naturaleza, pero que la civilización lo corrompía y contaminaba.

Liberté, égalité, fraternité...

¿Qué hace ahí la fraternidad? Eso no es más que un idealismo (buenos deseos) de políticos que si se dedicaran a observar la naturaleza humana, abandonarían la pretensión de adoptar como ideal cosas imprácticas, por no decir imposibles. Así que me enfocaré en la libertad y la igualdad. Y he de aclarar que aquella pregonada igualdad no era simplemente la de derechos (o igualdad ante la ley) que se traduciría en igualdad de oportunidades. Sino también la igualdad en el sentido económico, la igualdad de resultados; así lo apuntó el mismo Rousseau:
"El primer hombre que tras cercar un terreno, decidió decir que esto es mío, y encontró gente suficientemente simple como para creerlo, fue el verdadero fundador de la sociedad civil"[1].
Este enunciado es certero, la propiedad privada es una marca de civilización. Mas recuérdese lo que Rousseau atribuía a la civilización. Su siguiente paso lógico fue atacar la propiedad privada:
"Cuántos crímenes, cuántas guerras, cuántos asesinatos, desgracias y horrores se hubiera ahorrado la especie humana si esta, arrancando las cercas de la tierra, hubiera gritado: ¡No escuchen al impostor, están perdidos si olvidan que los frutos de la tierra nos pertenecen a todos por igual y que la tierra en sí es de nadie!"[2]
Así planteada, la famosa Igualdad no es y no puede ser compatible con la Libertad. Supongamos que toda la riqueza existente sea repartida por igual a las personas, de modo que sea inútil hablar de riqueza y pobreza, pero al mismo tiempo se preserva la libertad de cada uno para actuar de acuerdo al juicio propio. ¿Qué sucedería? Que a la siguiente hora tendríamos ricos y pobres de nuevo, porque unos habrán puesto un negocio con su capital, otros lo habrán gastado en cerveza; unos habrán comprado educación y otros, chocolates; unos comprarán herramientas y otros medicinas o revistas de chismes. Así de sencillo.

Y, si no se desea desigualdad de nuevo, no queda otra opción sino forzarlos, obligarlos a manejar sus bienes del modo que ellos no querrían, disponer por completo de su trabajo y de sus frutos, lo que es exactamente la tiranía donde concluye toda filosofía colectivista. ¡Oh, contradicción! O tiene Igualdad o tiene Libertad, no puede tener ambas, porque son principios incompatibles, el uno destruye al otro.

Aún peor, el ideal de igualdad presupone la existencia de un poder superior que disponga de la vida de los hombres. Y aquí el misticismo de Rousseau toma fuerza con la "Voluntad del Pueblo" o el "Bien Común", que son conceptos místicos, cosas inexistentes, engaños para tratar de disimular el hecho que este poder superior recaería siempre en un grupo de hombres. ¿Quién no se ha tragado ese anzuelo alguna vez? Claro está que la tarea de promover el bien de todos es un imposible, sin importar cuán sabios sean. En su naturaleza, este "ideal" encierra persecución política, represión y ríos de sangre.
"Quien se niegue a obedecer la voluntad general será obligado a ser libre" [3].
Y eso es lo que obtuvieron. Los muertos de La Vendée lo fueron por la instauración de la "República de la Virtud", el "Culto de la Razón" y... el Reino del Terror requerido para convertir a todos en virtuosos y razonables. Al final, como lo registra la historia, la revolución devoró a sus propios padres y se comió a sus hijos, tal como ha sucedido en todas las acciones basadas en idealismos místicos.

Bajo diferentes formas y nombres, los ideales de la Revolución Francesa continúan en los países de América Latina, en mayor o menor grado, y es el motivo por el cual esa región vive de colapso en colapso, descomposiciones periódicas y dictaduras. Porque sigue vigente la idea que el "buen ciudadano" vive solo para obedecer "la voluntad general", renunciando a sus intereses personales y egoístas en nombre del colectivo. Ese es el choque frontal con los valores (el ethos) estadounidenses, cuando las personas no son libres para seguir su propio camino y defender sus valores, solo cabe esperar colapsos, caos, pobreza y muerte.

Elegid porque el tiempo apremia. No hay entente cordiale posible entre Libertad e Igualdad.
-~o~-
[1] Jean-Jacques Rouseau; Del origen de la desigualdad entre los hombres, 1755; parte segunda.
[2] Ídem, íbidem.
[3] Jean-Jacques Rouseau; El contrato social, 1762; capítulo 7 De la soberanía.
-~o~-
"Un verdadero revolucionario tiene que ser jacobino" - Lenín
"La dictadura del proletariado es absolutamente insignificante si le falta el terror jacobino" -Lenín
"¿No tenemos ya demasiados filósofos franceses?" -John Adams
¡Vive Capitalismo! ¿Las ideas de este blog son de tu personal interés? Difúndela entre tus conocidos. Contáctame al email si tienes ideas.